jueves, 25 de marzo de 2021

LA HUELGA

Sergei M. Eisenstein es el paradigma del genio creador, montador por excelencia y uno los padres fundadores del séptimo arte, si bien su cine, cómo en el caso de Leni Riefenstahl, queda al servicio de la ideología imperante en su país de nacimiento, pero eso no desmerece en absoluto su incomparable forma de entender el cine.  

El director soviético cuenta en su filmografía con una obra maestra por cada una de sus películas, más aún con esta que nos concierne: La huelga (Stachka), que, junto a El acorazado Potemkin y Octubre, forma parte de una magna trilogía de cine propagandístico que describe los momentos más convulsos de la historia reciente de la ya extinta U.R.S.S.: la violenta huelga que en 1903 declararon los trabajadores de una fábrica años antes del inicio de la Revolución rusa.    

La huelga es un alarde visual y verdadero prodigio del montaje, en donde sus casi cien años no ofrecen atisbo alguno de lo rudimentario ni desvelan más trucos de los que una película actual lo hace con su exceso de efectos especiales. Destacar una sola escena es tarea imposible, en esta película ágil y trepidante que se desarrolla, como no podía ser de otra forma, con un potentísimo simbolismo. Impactantes resultan las imágenes del gato ahorcado, la escena de los toneles enterrados o esos niños que se divierten luchando con sus muñecos mientras bajo sus pies se está produciendo la verdadera batalla; inolvidable cuando arrojan al vacío a uno de los pequeños, o el campo sembrado de cadáveres, o bien el descabello y posterior sangrado de un buey.  

Con el cine de Eisenstein, como con el de D. W. Griffith o F. W. Murnau, faltaría espacio para argumentar su trascendencia artística. En la obra del cineasta soviético (que nunca resultó ser un ferviente comunista y por ello fue defenestrado por el establishment ruso de su trono entre los directores de cine) cualquiera de sus películas recoge todo el cine posterior y se articula como un curso completo de la estética que mueve y habrá de mover el séptimo arte. 

Sacrificio de un buey.

VALORACIÓN: 10/10 (Obra maestra)

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