lunes, 23 de noviembre de 2020

RIFIFI

Esta es una película que funciona como el engranaje de un reloj suizo: precisa, estudiada al detalle, ingeniosa y sofisticada, y rozando la excelencia. Rififi (Du rififi chez les hommes, 1955) es el mejor noir europeo, con una esplendorosa fotografía de Phillipe Agostini que nos regala imágenes de una ciudad tal y como la retrataba Brassaï, con sus calles solitarias y rincones concurridos, sus noches y amaneceres, con sus luces y sus sombras.

Como en la trama que un año más tarde se nos presentaría en Atraco perfecto de Kubrick, una banda prepara un minucioso asalto a una joyería, un cuarteto en el que destaca la frialdad del personaje de Tony le Stéphanois al que da vida Jean Servais con una actuación memorable. Los relojes y el tiempo se articulan como un actor más, y mientras los cuatro se encuentran dando el golpe el espectador se erige como otro miembro más de la banda ansiando que la operación tenga éxito. 

Tanto la parte del atraco como la última hora del filme resultan verdaderamente frenéticas, resultando imposible escoger una sola escena, que por citar un par de ejemplos, queda grabado ese maravilloso travelling óptico cuando Tony (Servais) liquida a César (Dassin), el uso del paraguas durante el atraco o la actriz Magali Noël corriendo por una galería de arcos; y por supuesto ese final ya icónico en la historia del cine. 

Los actores Carl Möhner, Robert Manuel, Jean Servais y Jules Dassin. 

VALORACIÓN: 9/10 

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