lunes, 22 de marzo de 2021

EISENSTEIN EN GUANAJUATO


Provocativa, obscena, escatológica, exagerada... Cualquiera de estos apelativos valdría para calificar Eisenstein en Guanajuato (Eisenstein in Guanajuato, 2015), la película del director británico Peter Greenaway, en la que con la excusa de una historia fascinante, se deja llevar por un arrebato de amarillismo e interpreta (el guión es del propio director) por el camino equivocado un suceso maravilloso de la entonces incipiente historia del cine: la estancia de Sergei Eisenstein en México (1930-1932), el montador por excelencia del séptimo arte y país en donde rodó (la inconclusa, o al menos dejó sin montar) ¡Que viva México!

Greenaway nos dibuja a Eisenstein (interpretado por Elmer Bäck) como un ser infantil y extravagante, inclinando el devenir del filme en un hecho no fundamentado por completo: la supuesta homosexualidad del director soviético y su relación con el mexicano Palomino Cañedo (Luis Alberti). En el estilo de Greenaway para llevar a cabo su obra radica uno de sus grandes atractivos, pero curiosamente también la mayor falla de la película, que cae en una profunda depresión tras la introducción, obsesionado, como decía, en enfocar la historia en el apartado sexual y no en el fabuloso e histórico acontecimiento que supuso la estancia de Eisenstein en México; no falla su director por un afán provocativo, ese no es el problema, pero resulta imperdonable su incoherencia desaprovechando de manera tan triste aquel mágico evento, y en especial en pensar lo que podía haber sido esta película. Mientras la visionaba pensaba, al tratar de establecer algún paralelismo reconciliador, en Amadeus, la obra maestra de Milos Forman, pera resultaba insalvable.

Como punto reseñable quiero resaltar la hermosa y pictórica fotografía de Reinier van Brummelen, cargada de una estética de gran plasticidad, así como la caracterización de los personajes principales (Diego Rivera, Frida Kahlo, Grisha Alexandrov, Meierhold, Upton Sinclair...) y en especial la del cineasta soviético. Esto es lo que salva a este filme en el que personalmente había depositado grandes esperanzas, por aquel hecho que casi un siglo más tarde aún sigue estremeciendo a todo cinéfilo. ¡Qué pena!


VALORACIÓN: 6/10

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