domingo, 13 de diciembre de 2020

INCIDENTE EN OX-BOW

William Wellman aportó al western dos verdaderas joyas: Cielo amarillo, de 1948, e Incidente en Ox-Bow (The Ox-Bow Incident, 1942), dos películas que pueden considerarse como las mejores en la filmografía del director; Incidente en Ox-Bow, que es una película poco conocida en España, y aún menos comercializada, también se conoce en Sudamérica como Conciencias muertas.

En Cielo amarillo el guionista y productor Lamar Trotti hizo una adaptación de la novela homónima de W. R. Burnett jamás publicada, que a su vez bebía de La tempestad de William Shakespeare, con una fotografía descomunal a cargo de Joseph MacDonald (¡Viva Zapata!, NiágaraEl hombre de las pistolas de oro), en una historia que tiene lugar en un pueblo fantasma. Incidente en Ox-Bow comparte guionista, que adaptó la novela de Walter Van Tilburg Clark, y contó como director de fotografía a Arthur C. Miller, que se inició en el cine mudo y colaboró con John Ford en películas como La ruta del tabaco y Qué verde era mi valle, siendo nominado en seis ocasiones al Óscar por la mejor fotografía y ganándolo en tres. 

Estado de Nevada, 1885. Cuando los forasteros Gil Carter (Henry Fonda) y Art Croft (Harry Morgan) llegan a Bridger's Wells y entran al Darby's Saloon, conocen de inmediato la noticia de que un ranchero ha sido asesinado y han robado su ganado. Los lugareños y los dos forasteros deciden formar una patrulla para detener a los supuestos asesinos y tomarse la justicia por su mano, hasta que dan con ellos mientras se encuentran durmiendo al raso: Donald Martin (Dana Andrews), el mexicano Juan Martínez, al que también se le conoce como Francisco Morez (Anthony Quinn), y el anciano Alva Hardwicke (Francis Ford, hermano mayor del director John Ford). Como más tarde haría en Doce hombres sin piedad, la película dirigida por Lumet en 1957, el personaje encarnado por Fonda, junto a media docena de hombres, tratará a toda costa de salvar de la horca a los tres detenidos. 

Con todos esos fabulosos resortes, William Wellman construye una sobria película que tiene lugar de noche a lo largo de gran parte del metraje, por lo que tuvo que hacer uso de la noche americana, con una historia dura en muchos momentos y conmovedora en sus minutos finales, en la que en ocasiones parece rozar el expresionismo, inmersa constantemente en una atmósfera densa y tenebrosa y ese árbol sempiterno con sus gruesas ramas desnudas augurando la inminente tragedia. 

VALORACIÓN: 8.5/10

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