domingo, 29 de noviembre de 2020

EL RENACIDO

El cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu sorprendió hace unos años con El renacido (The Revenant, 2015), un western de aventuras tan salvaje como poético, con las excelentes actuaciones de Leonardo DiCaprio y Tom Hardy en los papeles de los tramperos Hugh Glass y John Fitzgerald respectivamente, y una historia que viene marcada por el brutal ataque que sufre Glass a manos, y nunca mejor dicho, de un oso grizzly que lo deja al borde de la muerte y al espectador en una agónica e interminable tensión.

Película basada en la novela homónima de Michael Punke, a la que probablemente le sobre algo de metraje pero con una hermosa fotografía de Emmanuel Lubezki, bucólica, y aunque no exenta de escenas absorbidas por los efectos especiales, al visionarla me llegan ecos de Tierras lejanas (A. Mann), Las aventuras de Jeremiah Johnson (Sydney Pollack), de la primer parte de La conquista del oeste (Hathaway, Ford, Marshall, Thorpe) e incluso de Bailando con lobos (Costner) con ese poso de cierto alegato proindio.   

Mi escena favorita es aquella en la que Glass se introduce en el interior de un caballo muerto para pasar la gélida noche, no sin antes haber sacado todas las vísceras; tras ello observamos la escena desde un plano cenital, como un cuadro abstracto, la masa obscura que forma el caballo y sus vísceras sobre la blanca nieve, momento que también me ha recordado al Dead Man de Jarmusch. 


VALORACIÓN: 7.5/10

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