jueves, 19 de noviembre de 2020

EL PADRINO. PARTE III

He vuelto a visionar en los últimos meses las tres partes que forman El padrino, que no se entienden de otra forma sino como una sola obra, y a pesar de ello el dilema se resume a que a uno siempre le invade la insana tentación de decantarse por la primera de ellas o en caso contrario por la segunda parte como la mejor de todas, y bajo mi criterio la segunda es menos lineal y más compleja, y aunque esto no sea sinónimo de perfección (en muchos casos es incluso todo lo contrario), la segunda es ligeramente superior que aquella con la que arranca la trilogía; pero poco sentido tiene establecer escalas cuando deambulamos dentro de la perfección.

Y acerca de la última, parece que Francis Ford Coppola tiene intención de reestrenar de manera inminente El padrino. Parte III (The Godfather Part III, 1990) con una versión restaurada y un nuevo montaje, y me parece que sería un imperdonable error aún mayor que aquellos que ya presenta la cinta, pues la tercera parte posee a mi juicio dos palpables desaciertos, uno interpretativo y otro de guión, uno de presencia y otro por ausencia. El primero porque Sofia Coppola no era la adecuada para hacer de Mary Corleone y queda muy por debajo de lo que exigía un papel de tanta relevancia en la trama, con una interpretación que carece de fuerza y ofrece un resultado exiguo; tras ello Sofia Coppola dejó la interpretación y ganamos una directora bastante capaz que tiene toda la pinta de darnos alguna alegría en el futuro. Y el otro error, este de mayor calado, tiene que ver con la ausencia de Robert Duvall en el papel de Tom Hagen, algo que resulta determinante, aunque no mortal; sin el personaje y el actor, la historia y el filme pierde una parte importante de su potencial, pero aun así sigue siendo una gran película que no sólo no ha perdido con los años, sino que ha envejecido muy bien... Lo rodado, rodado está.  

Sofia Coppola y Andy García.

 VALORACIÓN: 8.5/10

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